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Cleopatra es la más famosa de todas las seductoras que han existido.


Después de dominar a Julio César, el hombre más poderoso del mundo de su época, dejó muchas enseñanzas para la mujer de hoy.


¿Cómo lo hizo?


¿Qué palabras le dijo a Julio César para que éste se enamorara perdidamente?


Lo primero a tener en cuenta es que Cleopatra entendía muy bien las fantasías del hombre.


Ella sabía cómo jugar con la mente del hombre, para que poco a poco perdiera el control y terminara rindiéndose ante el encanto de sus historias.

 

Así fue como lo hizo…


Cleopatra había sido condenada al exilio por su hermano menor, el cual había tomado el poder en Egipto. 


Su estrategia para recuperar el poder consistió en seducir a Julio César (Emperador Romano), el hombre más poderoso de la época.


Para lograr su objetivo tenía que llegar al palacio del gran César de alguna manera, el problema era que nadie podía enterarse de esta visita.


Por tal motivo, Cleopatra, a sus 21 años, decide esconderse en una alfombra enrollada para llegar sorpresivamente al palacio del emperador romano.


Cleopatra no usó una simple frase para enamorar a Julio César, lo que ella hizo fue dejar fluir las cosas en su momento, teniendo absoluto control.


En ningún lugar está escrito que ella haya tenido sexo con él rápidamente. Lo que sí es seguro es que ella le hacía vivir una fantasía diferente todos los días.


Según el libro «El Arte De La Seducción» De Robert Greene, Cleopatra usó la estrategia de jugar con la mente del hombre.


Cada día usaba un maquillaje diferente. Por ejemplo, un día se maquilló como la Diosa Isis y actuó de manera tal que Julio César sintió que tenía en frente a una Diosa, lo cual hizo volar su imaginación.

 

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Mientras vestía de manera provocativa, mantenía a varias de sus esclavas alrededor con abanicos, peinándola y dándole masajes, lo cual generaba en ella una imagen de poder absoluto y sensualidad.


El momento en que Julio César recostaba su cabeza sobre la almohada, su mente giraba en torno a las muchas imágenes y fantasías que Cleopatra representaba.


Lo cierto es que Julio César no tuvo otra opción más que dejar fluir esa atracción en su interior con cada fantasía representada por Cleopatra


Cleopatra no mostraba compasión por su víctima. Ella sabía que se trataba de un asunto de vida o muerte.


De su historia podemos tomar dos enseñanzas principales:


1. No importa qué tanto poder ostente un hombre, siempre será posible enamorarle.

 

2. Nada es imposible si se tiene claro el objetivo.

 

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